Agrarismo y ordenación del territorio en el siglo XIX: del poblamiento racional al fomento de la población rural

Resumen

El debate sobre los orígenes y la naturaleza de la geografía aplicada y de la ordenación territorial parece plantearse en términos análogos a los del nacimiento del urbanismo moderno. No sólo los intelectuales utópicos, sino también los «funcionarios» han reflexionado sobre el medio rural y las posibilidades de su utilización con fines económicos o sociopolíticos. La búsqueda del equilibrio regional y, en general, del orden espacial presente en la discusión agronómica desde el siglo XVIII puede considerarse el origen de esta reflexión.
Las nuevas políticas de reforma aplicadas a la agricultura española en el siglo XIX marcan el inicio de un proceso de definición del medio rural como requisito previo para su control. Este proceso se lleva a cabo mediante la producción de documentos estadísticos, médicos, jurídicos y topográficos, en los que la comprensión de estadísticas organizadas espacialmente está estrechamente relacionada con hipótesis de ordenación territorial. En el agrarismo español del siglo XIX destaca especialmente la preocupación por el problema de la distribución de la población rural. El ideal jovellanista de «poblamiento racional», que -como en la teoría de Rousseau- se asociaba a una crítica al mundo urbano y al equilibrio regional, es sustituido, en la segunda mitad del siglo XIX, por las ideas de Fermín Caballero sobre el fomento del poblamiento rural. La de Caballero es una visión mucho más productivista: un intento de imponer un orden homogéneo en todo el territorio mediante unidades agrarias individuales, con propiedades contiguas («coto redondo acasarado») y una total dispersión de la población rural. Este «modelo regional» formaba parte de un proyecto que aspiraba a una valorización uniforme del medio rural mediante la distribución homogénea de la población, las infraestructuras y los elementos de «servicio».