Influencias humanas en los bosques de pino y de laurel de las islas Canarias

Autores/as

  • James J. Parsons

Resumen

Los bosques endémicos de pino (Pinus canariensis) y de laurisilva (Laurus spp.) fueron objeto de una intensa explotación desde los inicios del asentamiento de los españoles en las islas occidentales más húmedas de Canarias. Los excesos de los leñadores, los recolectores de pez y los carboneros (inicialmente al servicio de la producción de azúcar), los incendios destructivos, las incursiones de los campesinos y su ganado, y la perpetua escasez de guardas fiables, todo ello contribuyó a lo que pronto fue considerado un desastre ecológico en marcha. En vano intentaron frenar la devastación los ayuntamientos insulares y, más tarde, los grupos cívicos como las Sociedades Económicas.

Tras cuatro siglos de sobreexplotación ininterrumpida, los pinares han sido en gran parte restaurados, especialmente en Tenerife, mediante un enérgico programa gubernamental de repoblación forestal actualmente a cargo de ICONA. Se han plantado más de 25.000 hectáreas. La directriz seguida ha sido la de obtener el máximo de precipitación horizontal (goteo de la niebla) y la protección de las divisorias de aguas, más que la producción maderera. Últimamente se ha otorgado también una importancia similar a las consideraciones estéticas y recreativas. Hoy Canarias cuenta con pinares más extensos y exuberantes que en cualquier otra época desde la llegada de los europeos hace cinco siglos. Pero en la mayoría de zonas, el «monte verde» no es mucho más que un recuerdo, ya hace mucho tiempo transformado en tierras de cultivo o matorral secundario.

Publicado

15-09-1985

Cómo citar

Parsons, J. J. (1985). Influencias humanas en los bosques de pino y de laurel de las islas Canarias. Documents d’Anàlisi Geogràfica, 7, 149–173. https://doi.org/10.5565/rev/dag.1382

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